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La autoridad
No estoy solo, tengo que encontrar mi lugar. La autoridad me enseña mis límites tal como mi padre u otra persona de respeto en mi infancia. La fuerza de la naturaleza es sujeto de autoridad. Tengo que enfrentarla como sea. Supero el obstáculo o el obstáculo me supera. Si ocurre lo último, otros ejercen poder sobre mi, ya porque lo permito o por violencia y opresión. Depende de mi estructura espiritual si otros me respetan o me miran con desprecio. Defino la calidad de mis relaciones con otros con el respeto que me tengo como individuo. Mi entorno manifiesta el mismo respeto hacía mi. Mis prójimos aprecian mis facultades porque yo me aprecio. En la educación cuido de no abusar el respeto que se me tiene para demostrar mi poder. No defiero las malas experiencias que tuve a mis métodos de educación y me entrego a la dinámica y sinceridad que los niños traen a la vida de los adultos. Mis méritos, la seguridad en mi mismo y la convicción de actuar correctamente me confieren autoridad natural. No preciso violencia, opresión o jerarquías para procurarme prestigio y reputación. No me dejo guiar o reprimir por personas que consiguieron influencia con esos métodos.
Cuido de mi mismo!
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